La madera puede salvar vidas

Durante la Segunda Guerra Mundial, Charles y Ray Eames aún no estaban diseñando sillas.

Estaban salvando piernas.

Literalmente.

Las férulas de metal del ejército hacían más daño que el hueso roto. Así que diseñaron una alternativa con algo sencillo y cálido: contrachapado de abedul moldeado a mano, con vapor de agua, adaptado al cuerpo.

Fue una solución bastante sencilla pero sobre todo muy humana y útil, que sin pretenderlo sembró el concepto de belleza en el diseño funcional, fue lo que dio paso a sus icónicas sillas.

No nació en un despacho de marketing. Nació de una necesidad real.

En WOODABU no hacemos férulas ni sillas. Pero compartimos lo esencial:

- Solo utilizamos madera maciza.
- Trabajamos con las manos cuidando cada detalle.
- Y escuchamos una sola pregunta antes de crear:
¿Qué necesidad real tiene esta persona?

Lo demás es solo forma.
Y si emociona al mirarlo, mucho mejor.

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